Asisto a la indolencia de tus cristales
acristalada
baja el otoño o trepa al cadáver mudo
morosa de mi tiempo
te miro como miro al infinito
desde un vértice de la nada
y sin embargo los ojos se asfixian
se caen los párpados como balas
blindada
y transversa
horadando mi carne en diagonales
de sangre y falta
la liturgia se ensombrece
estoy extenuado de lluvias
de tristes guirnaldas
me vas fijando a una cruz remota
emboscada
voy perdiendo movimientos
ganando solemnidades
me afecta esta pobre vida
que se entumece
siempre detrás
de tus dolorosos cristales.
(matías)
miércoles, 19 de agosto de 2009
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