Ser es ir abandonando pesadamente
aquello que somos.
Sin más, somos nuestro propio extravío
nunca una suma o expansión,
puro despojo pleno de ausencia.
Somos lo que dejamos de ser
como fuimos esto
desde cuando nos nacieron.
Historia de abandonos encadenados
fugas orfandades desprendimientos
invisibles a unos ojos que no voltean
por temor a reflejarse en un pasado
que los tenga por muertos.
Por eso dar vida es evocar desamparo
en un otro ajeno
tan inocente como pronto culpable
de la misma irremediable violencia.
Ser es esculpir en el crudo mármol
nuestros propios nombres
y la imposibilidad de renunciar
al oficio de escultores.
El ser es inasible y paradójico
porque siempre está partiendo
y porque siempre está siendo
mientras deja de ser.
(matías)
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