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viernes, 3 de diciembre de 2010

V

El fuego no arde tu rostro
No te moja el agua
El viento no te sacude
No te ata los pies la tierra.
La hamaca de la plaza está sola
Los soldados entonan tu melodía
La música se desarma
En la garganta de un jilguero
Que grita tu nombre
Que no es tu nombre, al fin.
Yace muda tu infancia
En un patio perdido
En las iniciales vaporosas sobre un vidrio.
Dejás puesto el cuervo a la palabra
Que a la vez te abona y te desmiente.
Tu hálito empaña cualquier lenguaje.
Sol de mediodía.
Sos tan río como un árbol
Tu madre no sabe cómo llamarte ahora.
Acaso nadie conozca tu fisonomía
Los rasgos secretos de tu semblante
Si el fuego no arde
Si el agua no moja
Y el tiempo no pasa en tus manos.
A veces creo que yo mismo te existo.
Tengo mañas de otoño y sus animales.
Acaso no seas más que en este poema
Que no es un poema, al fin.

(matías)

viernes, 26 de noviembre de 2010

Viaja en mí la nada

Mayo. Escribo. Domingo. Asiento.
Noche. Desánimo. Café. Matías.
En cada instancia se repite el artificio.
El hueso duro que roe al perro mojado.
Farol. Tierra. Silencio. Alarido.
Hundir. Amar. Invierno. Altura.
Incluso sobre la tierra se bate el frío.
Por todos lados hay trenes partiendo
Sin estaciones.
Astor. Poesía. Golondrina. Madre.
La nada no tiene puertas para encerrarse.
Viaja como un tren sin estaciones.
Matías. Matías. Matías. Matías.

(matías)

sábado, 13 de noviembre de 2010

Hay un hombre

Hubo un hombre que era un río
Sencillamente, se disolvía en la noche
Cuando tocaba un acorde de guitarra
Un timbre de voz, cada sutil lenguaje
Se disolvía, y los ojos se le cerraban
Aunque los pianos, los pianos…
De pronto una pierna, una mano
Y allí estaba el estero de olvido
Inundando de nada el universo
El deseo abolido
La voluntad humeante como ruina
De un imperio triste y nefando
Todo disuelto
Balseando la eternidad del tiempo
En un relámpago
Oscuro, melancólico, lento, solitario
La osamenta tendida en la cama
Los jirones de un fuego
Y el goce de cierta inexistencia
Que mora la muerte
Que muere morando.

(matías)

viernes, 29 de octubre de 2010

28 de octubre

En este cuento
Cortaron los lazos que ataban las cosas
Mi muerte tuvo el paladar de la sangre
El golpe de la lluvia, su agonía vertical
Mi cuerpo tendido sobre las piedras
El gris alojado en el borde del hueso
Y el rostro vacío como sin rostro
Tan muerto estuve ese jueves lluvioso
Que, de morirme, volvería a morir un jueves
De sangre, de lluvia, de estar solo
Las palabras sujetan fibra que se repele
La misma soga me ahorcó en un sueño
Donde me unía al universo sin decir nada
Y las palabras se desvanecían
Como esta ficción de lluvia.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Abuela

Cuando mi abuela tejía ponía en orden el tiempo
La mirada en un patio huérfano
Una blancura cándida de hilo le recordaba a la madre
Que nunca tuvo, y sin embargo tenía, o siente que tiene
Qué corazón el suyo, como esa Avellaneda
De fábricas apagadas
Que se unían en la prenda con la infancia rota
Y el hilito del hambre
Cansado de golpearle el rostro
El hijo ascendía desde abajo, como revancha
O como tristeza o miedo
Pero antes de ser hilo, ahora que falta
Había sido esa tarde de sol, y el mate, y la piecita
Los gorriones comían migas de pan
Que mi abuela les guardaba
Acaso con la esperanza de encontrar en el pájaro
Su propio vuelo
¿Quién sabe de esas cosas?
Más que de los pisos, las ollas, los manteles blancos
¿Quién sabe de sus madrugadas?
Las manos laboriosas parecen heridas por los años
Separadas del cuerpo, del hueso, de la carne
Pero no se resignan al augurio del tiempo
Como no asumieron antes la miseria, el desamparo
La tarde en que los cuartos se quedaron solos
Imagino que el tejido de mi abuela seguirá creciendo
Será como las uñas o el pelo
Cuando llegue todo aquello de la nada.

(matías)

martes, 7 de septiembre de 2010

Preguntas

Cuándo dice mi tiempo
Mientras dónde mis lugares
Qué mis cosas o circunstancias
Quién mis seres
Cómo es la pregunta por todas
Las preguntas que se han unido
Para formarte.


(Matías)

jueves, 19 de agosto de 2010

Sujeciones

Debajo del oleaje furibundo
De este beso triste
Está el hilito de vida que se desgrana
Y que me ata el alma a un ahogo
Tan triste como el beso
Pero sin vos
Tapado hasta la frente
Anda el niño que todavía soy
Con el miedo de la golondrina
Que vi esa tarde de otoño
Aferrada a un cable desgranado
Partido el vuelo por la mitad
Y la libertad vuelta sombra en el piso
Tan lejos del pájaro.

(Matías)

miércoles, 7 de julio de 2010

La distancia

Fuiste un rostro que trajo la tormenta
para los que vienen.
Voy a estar en la misma silla
con otro rostro, otras manos
y el olvido de mí en los huesos.
La noche remeda el lánguido vacío
nos separa la distancia insonora
de un golpe abierto a la oreja
de la tierra que traga al gusano
y los que vienen siendo nosotros en otro tiempo
ignoran la inquina del mundo
estas ojeras
estos cafés apagados
donde se ahogan los gritos
y nuestras pobres señales de humo, de barro.

La suma de todos los años da un hombre cualquiera
sentado a la orilla del desamparo.
Poco importa qué hago de mí ahora.
El cenicero
el vaso
los terraplenes lluviosos
el pedregal desmoronado
la esquina de antes y de nosotros
el poema que dejo tendido en una soga
y se desangra
por los hombres de ayer, los de hoy, los de mañana.

Todo cambia, con la certeza de estar permaneciendo.
Así como un dolor desgarra una mano
pero duele en todo el cuerpo,
no puede haber más dolor que un solo dolor
y ese dolor duele como todos los dolores del mundo.
Este hombre que vivo se está muriendo
todos los hombres naufragan en mi desgracia
incluso aquellos que todavía no son, o los que ya no fueron.
Por eso grito estas letras mudas.
Para trasponer el concreto de la bóveda
que es un cuerpo y un tiempo
y para que no me mutilen las infinitas muertes
que me esperan, agazapadas en el olvido
a la vuelta de cada rostro, de cada instante.


(matías)

viernes, 28 de mayo de 2010

Te doy la sangre

Te doy la sangre, sí.
Desmiembro la cabra
la mutilo, la corto,
te la ofrendo.
Desmiembro el alma, sí.
y enciendo un fuego
Que tiene tu rostro.

(matías)

viernes, 14 de mayo de 2010

Ensueño

En el único sueño no concebido
fuiste el alma que soñó al mundo
desde la nada, como un fuego.
Así fundada la razón del tiempo,
la noche en que nada permanece
te encontró ceniza,
y despertaste de cara a la sombra.

Ahora concibo un sueño de vos.
Tengo el fantasma difuso
de haber asistido a tu presencia
antes de que vaciaras el mundo
antes de que duela este vacío
como el dolor de espalda
que violentamente me despierta.

(matías)

martes, 11 de mayo de 2010

Motivos

Porque el mundo está ahí, si nosotros no estamos.
Porque el mundo para nosotros no es el mundo.
Porque el mundo es una palabra,
Y somos nosotros haciendo con palabras el mundo.
Porque escribo para hacerlo, cada vez, de nuevo.
Porque escribo lo que me falta.
Porque llueve y hace frío en la casa.
Porque enciendo el televisor y estoy solo.
Porque van así ya muchas madrugadas.
Porque el desamparo tiene tu nombre y tu rostro.
Porque el desamparo no está aquí, en mi silencio.
Porque el desamparo no es un estado de la conciencia
O un hueco del ánimo.
Porque tiene una dimensión concreta y urgente.
Porque me estoy muriendo, y te muero en el alma.
Porque sé que nos estoy matando tristemente.
Porque la muerte no es la muerte.
Porque la muerte somos nosotros haciendo la nada.
Porque lo poco que tengo te lo doy, y no alcanza.
Porque todo podría ser de otro modo.
Porque podrías no haber sido
Y sin embargo, tuviste que ser para algo.
Porque te llevo en el cuerpo para siempre.
Porque te llevo para algo.
Y porque voy a morirme, sin saberlo.

(matías)

sábado, 1 de mayo de 2010

Jueves

Jueves, te pusiste el viernes sobre la espalda.
Afuera el parpado frustrado del día se cierra
y se lleva consigo las últimas ruinas de un aura
quiescente como niebla en la niebla.
Sobre la mesa el café y un estado de ánimo
emanan los mismos vapores rendidos al aire.
Hoy es jueves de febrero en un pájaro
que canta en marzo una melodía inexistente.
Todas las colecciones posibles para mí
saltan desde los armarios íntimos del tiempo.
Series de mariposas anaranjadas
muestrarios, álbumes, conjuntos, antologías
órdenes perfectos alterados por el sentido
que desordena, a su modo.
Es que hoy, día viernes, me puse sobre la espalda
el espíritu de una crisálida permanente
y heredé, con todo el cuerpo, el haz mortecino
en que el ocaso últimamente se desarma.
Puedo ver cómo las consecuciones van por los muros
por las rejas, por los hombres, por las casas.
La gente se saluda como dos conocidos,
las calles repiten exactas
los gestos de siempre en sus rostros.
Las nubes, los almacenes, un árbol
todo se constata lo mismo.
Ya es viernes, y el universo sigue estando aquí,
como está la vigilia después del sueño,
o como llega el sueño, detrás del alba.

(Matías)

jueves, 22 de abril de 2010

Signo del tiempo

He perdido la forma de hacer mi tiempo
si pudieran hallarla… ya no sé si la deseo.
Solía tener una aguja de aire en el pecho
un álamo exuberante y verde en la nuca
y un diluvio copioso en los ojos del árbol.
Solía rastrear bibliotecas universales
agotar pasillos oscuros, divagante
y hundirme en el oprobio deliberado
acaso con el fervor semántico del nunca
abrazado a los nervios.
La resonancia de esa imagen presagiosa
también se ha ido.
Nunca es como siempre, algo como nada.
¿Qué ha hecho el vacío con mis signos?
La herrumbre pesada de su historia
se evapora, y me quedo sin nombre.
He perdido la forma de hacer mi tiempo
me encuentro adherido a la continuidad del mundo
en toda su desnudez, sin todos mis escudos.
Hoy vi un pájaro sin tiempo, un árbol.
Hoy fui un pájaro, un río que corre con el río.
El rostro grave de mi fotografía quedó mudo
ahora mismo desconfío de este urgente poema.


(matías)

viernes, 2 de abril de 2010

Ya no conservo

Ya no conservo, siquiera, el tono de vos
que encadenaba mis letras hace un tiempo
a tu recuerdo, a tu rostro, a tu fantasma.
Todo se mueve tan concreto, tan enraizado
a las vértebras del universo
que ya no conservo, siquiera, el humo, lo vago
que hace un tiempo preguntaban por mí
cuando yo me los preguntaba.
Demasiado compacto, decía Girondo,
tengo el pensamiento duro como un ladrillo,
como una pala, o un montón de papeles sobre un escritorio,
tengo el pensamiento duro como un trabajo.
Doliente como los huesos pero silencioso,
se me instala en el húmero del espíritu, y en el sacro
un tuétano como aire de callejón perdido.
Ya no conservo, siquiera, tu nostalgia
o ninguna de todas las nostalgias que me hirieron.
Tengo la angustia insalvable de no estar angustiado
una ceguera indolente apuntada al tiempo.
Ya no te preciso, ya no te extraño, ya no te quiero
y no le hablo a alguien,
le hablo a cada una de las cosas que me rodean
tal vez a la noche, a la soledad, a esta muerte escuálida.
Me da vergüenza ser tan indiferente
aunque ya no conservo, siquiera,
esa triste dignidad que supone avergonzarse.

(matías)

miércoles, 24 de febrero de 2010

Algo comienza a morirse

Intuyo algo de vos, estás temblando.
Tengo la impresión que tiene la tierra del agua
el borde del camino.
Hoy llueve acá, en casa.
Sin embargo, no asisto a la lluvia.
Un coro de estallidos se levanta en mi boca
están las gotas golpeándome la cara
bajando por los pómulos como si no bajaran, detenidas.
La gente se apura para no mojarse.
Hoy volvió a llover después de tres, cuatro madrugadas.
Apenas si dio tiempo la lluvia al canto de las chicharras
o sed al légamo pringoso en las patas de los perros.
A veces quisiera mojarme con la lluvia
que hace correr a la gente, que borronea el paisaje.
Esa lluvia sin horizonte, inocente, unánime.
Una vez hubo un pájaro que, cansado de ser,
se arrojó al vacío desde el árbol.
Así me iría esta tarde por la lluvia.
Sería tan dichoso de no sentir la lluvia
de no oírla, ni tocarla.
Querría ser lluvia.
No en un vidrio, ni siquiera en el aire.
Lluvia en su nacimiento, en la transparencia de su sangre
en su pureza más diáfana.
Cuando una gota se estrella contra un vidrio
o cuando dilata los límites de un charco en la acera
me invade una espantosa nostalgia
una congoja silenciosa, inexpresable
que anda por los pulmones como un estero de olvidos
como una legión de sombras huérfanas por las ciudades.
Acaso apenas se abre la gota sobre el suelo o el sauce
comienza a morirse, o se muere de golpe, no sé, ya es tarde.
A veces me siento a pensar cuántas de estas lluvias
se estrellan en la cansada geografía del alma
incluso cuantas almas se estrellan entre sí o con los cuerpos que las soportan como si fueran lluvias.
Entonces tengo la impresión de estar rodeado de muertos
por acá y por allá cadáveres, fósiles, ruinas humeantes
despojos de seres que se agotan vertiginosos como un fuego.
Tiempo de siempre, tiempo de antes, tiempo efímero:
toda la historia del tiempo cabe en un instante.
Chaparrones mediante, pensaba en nosotros.
Imaginaba un beso sin labios, un sueño sin sueño.
Pensaba en cómo serías vos antes de mí, antes de todo.
Pensaba también que podría estar siendo un suelo para tu savia
donde estrellarte, y tuve miedo de que te apagaras delante de mi rostro.
¿Será que insistimos en dejar de ser mientras vamos siendo?
¿Será que, al contrario de Spinoza, todas las cosas perseveran en su no ser?
¿Dónde estarán las primeras veces de todas las cosas?
Si te tengo, o siento que te tengo ¿Te estoy teniendo realmente?
Así como la lluvia no es el charco, el vidrio, el apuro, el aire
y todos esos son el lecho final donde viene a yacer la lluvia
¿Estaremos confundidos de ver amor en amarnos?
¿Estaremos muriendo en cada comunión, en cada abrazo?
Quisiera poder amarte despojado de mí
amarte sin vos también
que no nos amemos, que seamos, prescindiendo de toda la lluvia
como dos gotas de agua que no terminan nunca de caer desde el cielo hinchado.
Me quedo con tus signos por ahora, se hace de noche.
Llueve y escribo.
Algo comienza a morirse, o se muere de golpe, no sé, ya es tarde.


(matías)

lunes, 1 de febrero de 2010

Mundo

Es un cuaderno
una ficción
una mancha.

Un cubo sin lado
un asilado
de una avalancha.

Una pared
de mosaicos
enmendada.

Una protuberancia
es el mundo
de las fosas.

Un absceso
efímero
y acre.

Es cuadro
de nada
pintura y signo.

Es día que pasa
noche velada
espejo de tumba.

Es lo que se escapa
del pozo siniestro
hasta que lo atrapan.

Para volverlo
para callarlo
para lo eterno.


(matías)

domingo, 17 de enero de 2010

Nostalgia de lo que viene

Un día llegará en que seamos
dos partes de un fuego
un mar de soledad extendida
que todo lo traga
la luna, la noche, el relámpago.
Desde un farol se desnudan
dos siluetas salpicadas
es de noche y es frío.
Un día llegará en que hayamos sido
esas dos sombras en la rambla
disueltas en un rayo de luna
entrando al mar por la arena.
Al mar sordo, que todo lo traga
y con un ruido vacío en la roca
y un estrépito de gaviota
cayendo al agua
cesaremos en nuestros oficios mortales.
Un día llegará en que somos
estos dos cuerpos
que se disponen al viaje.
Nos espera el agua adelante
hay sol y es de mañana.
Sin embargo
esta dulzura de jazmín abierto
insiste en oler a despedida
y este comienzo resuena
tan terminante.

(matías)

martes, 5 de enero de 2010

Las abejas

Hacen miel del trabajo
desprendida despacio
y silencio.
Depositan el vientre dolorido
nacen al alba
paren la dulzura sentida
cuando cae el sol
se alzan.
Están a salvo del invierno
de un invierno.
Es madrugada.
Las sombras con alas
trabajan
y sin alas.
La muerte no cabe
en los hexágonos
tiene forma cuadrada
cuadrada
y amargura de invierno.

Lo que viene se calla
en el signo trémulo
se trabaja la muerte
para conjurarla.


(matías)