Qué manera de estar en el insomnio es el mundo
con sus reflejos pálidos
con sus rostros de cielo
desde aquí abajo apenas un pájaro
sin destino que se abisma al relámpago
qué manera más rara de pasar por el desvelo es el mundo
Con sus fantasmas y tragedias
Con sus furias y desganos
podrían también haber no sido
despedidas y jamases, finales sin reencuentro
qué azarosa experiencia es el mundo, e incontable
nadie que venga sabe del mundo
como nosotros tampoco supimos
quizás solo algunos nos despabilemos en mundos
y otros letargos se interrumpan en huecos o silencios
o grandes baldíos nevados, quien sabe
qué lenta vigilia se deshace en la tiniebla
tantos párpados repitiendo el gesto al unísono
confunden a veces con el milagro
o lo confunden todo
pero el sueño avanza hacía una lenta caída
el sueño avanza, eso es cierto, nos gana la noche
y el otoño se cierne sobre el cántaro
los ojitos se cierran dulces amargos
nos queda la espina de haber sido otro algo
la cenicienta nostalgia de un fuego sumergido.
si acaso nos hubieran dicho los de antes
que esto incontable no tenía remedio
tal vez hubiéramos renunciado al sueño
antes de empezar a soñarnos
o hubiéramos antepuesto al mundo los baldíos nevados
los huecos, los silencios, para despertarnos entonces.
como sea,
qué triste sensación de estar atento es la vida
qué profundo nos irá a doler el saludo la espalda
al momento de apagarnos
porque a pesar de todo lo calamitoso lo indeseado
y a veces a pesar de nosotros mismos
con este desvelo de mundo siempre un poquito
al final nos encariñamos.
(matías)
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