El verbo sobre la piel mojada.
La espalda amarrada a la frente.
Sublevada la acción de todos:
Pájaros y moluscos, y perros,
A veces, gatos sombríos.
Gusanos espasmódicos, dormidos.
Ganas de comer un hambre.
De hambrear un deseo.
Exprimir su entraña,
Hasta el hueso de la noche.
Pasan silbando unas mujeres,
Con el verbo conjugado en el hueco,
Húmedo de los labios.
Y más allá está todo.
Donde llovía en Santiago de Chuco,
O se alborotaban los patios rompidos,
De la infancia rompida,
De los años rotos.
Y corría el verbo por las cosas,
Echando ganas,
En eufórica arenga,
Moviendo las piezas, las formas,
De la música íntima de la lengua,
De la cánula gruesa de la fuga,
De la fusta furiosa que azota y golpea,
Cuanto de sangre chilla en la palabra,
Chorreada, violenta,
Asesina y matada, simultánea, inconsciente.
Sin inocencia que ampare,
El mínimo gesto, aunque este fuera
El amor más casto.
Zarpan los puertos, amarran los barcos.
¿Acaso hay auténticos inefables?
¡Duermen las nubes!
¡Cavilan los animales!
Y si se fuerza:
El viejo esputa vísceras de infinito.
Sostiene un segundo y bebe del tiempo.
Lustra la efigie fría de un universo ya sido.
Las señoras pasan con los trapos en la conciencia.
Sus pañuelos picoteados por una literatura.
Hermanos son los que se parieron,
El uno al otro, y después a sus abuelos y padres.
Las cerezas utópicas, la música isotópica,
La verdad en la feria, la filosofía y la carne.
Un enjambre solitario es muchedumbre,
En la luz fúlgida de la noche oscura,
Cuando los jazmines olorosos de la huerta madura,
Están resecos y neutros.
Pero la historia, la potente, está en el verbo.
En el puente que relaciona.
En toda su alevosía.
Entre la forma de la boca y el beso,
Y la mejilla que aguarda,
Un instante absoluto, universos ajenos,
Un pozo metafísico, insondable, ontológico,
(Porque el vientre se hunde, el hijo le crece)
Que, sin embargo, cierta cadencia vulnera.
El universo es un ritmo, más que sustancia.
Dios es relación, más que presencia.
Y son los huecos, eso que falta, el rudimento necesario,
De la lengua de las formas.
Poco importan cada hocico, cada tendón, cada ceja,
Si no se unen, se mezclan, compactan, erizan, aprietan,
Sojuzgan, soslayan, estremecen, arriesgan y mueren.
Nada hay cierto, más que saltos, más que verbos en el abismo.
Todo, para nosotros, es una música.
Es una música, también, el amor, el perro, la vida, el silencio.
(matías)
martes, 20 de noviembre de 2012
lunes, 8 de octubre de 2012
Lejoses
Jamás fue tan lejos la distancia,
Lejos como el puño cerrado,
Como la ceguera amarilla.
Qué lejanía,
Allá donde nada,
Hubiera sido nada,
De haber sido,
Y tan lejano de tanto,
Que empequeñece el gozo,
Pequeño, de tener aire en los pulmones.
Lejos, muy lejos,
Tan lejos que adentro, parece,
Pero nunca se llega.
Ay, lo lejos que es todo,
Por eso traigo un ay de otro siglo.
Lejos para atrás, y para adelante,
En el corazón,
En el lenguaje,
En la niebla,
Lejos de todo y de todos,
Con la alma internada,
Mirando un techo amarillo,
Enfermo de paso,
Y de lejanía.
(Matías)
Lejos como el puño cerrado,
Como la ceguera amarilla.
Qué lejanía,
Allá donde nada,
Hubiera sido nada,
De haber sido,
Y tan lejano de tanto,
Que empequeñece el gozo,
Pequeño, de tener aire en los pulmones.
Lejos, muy lejos,
Tan lejos que adentro, parece,
Pero nunca se llega.
Ay, lo lejos que es todo,
Por eso traigo un ay de otro siglo.
Lejos para atrás, y para adelante,
En el corazón,
En el lenguaje,
En la niebla,
Lejos de todo y de todos,
Con la alma internada,
Mirando un techo amarillo,
Enfermo de paso,
Y de lejanía.
(Matías)
jueves, 6 de septiembre de 2012
los encierros
Cuánto corazón que no crece
y da
se queda sin salida
Fueron el humo
y todo lo astillado por la dura
vida que duele
y duele más todavía si está solo
efímero
abocado al oficio de lo eterno
y uno colgado de todo lo que se extingue
cada día
los colores muertos, las espaldas
cantan, cantan las aguas estropeadas
como valijas
de haberlo sabido, ¿Qué?
si apenas nada tiene salida
más no se sale siquiera por su agujero
así el encierro, debió ser la herida primera
del ser
tibio como el corazón de una fruta podrida
alzado en la noche con la libertad en la boca
la palabra en la mano
todo confundido, señor, ¿Por qué?
se dice dios a cada palabra
si todavía el cielo aprieta.
(matías)
y da
se queda sin salida
Fueron el humo
y todo lo astillado por la dura
vida que duele
y duele más todavía si está solo
efímero
abocado al oficio de lo eterno
y uno colgado de todo lo que se extingue
cada día
los colores muertos, las espaldas
cantan, cantan las aguas estropeadas
como valijas
de haberlo sabido, ¿Qué?
si apenas nada tiene salida
más no se sale siquiera por su agujero
así el encierro, debió ser la herida primera
del ser
tibio como el corazón de una fruta podrida
alzado en la noche con la libertad en la boca
la palabra en la mano
todo confundido, señor, ¿Por qué?
se dice dios a cada palabra
si todavía el cielo aprieta.
(matías)
domingo, 26 de agosto de 2012
Más allá del polvo
Hecho de la misma ambigüedad
Que las tardes,
Tendido en cinco cifras anónimas,
y el aliento vacío.
Hastiado del polvo de antes y de ahora,
De la memoria amputada,
Por el brazo más fuerte.
Abriendo los brazos,
A la luz que abandona el pasillo,
Con el ansia rabiosa de que algo duela,
De estar enfermo,
Y tener un nombre.
De poner la tapa a semejante agujero.
Hecho de todo, para nada.
En la sucesión del tiempo cuando no sucede,
En la gota de agua cuando no resbala,
En la luz más violenta y más oscura,
En alguna parte, ansío, más allá del polvo.
(matías)
Que las tardes,
Tendido en cinco cifras anónimas,
y el aliento vacío.
Hastiado del polvo de antes y de ahora,
De la memoria amputada,
Por el brazo más fuerte.
Abriendo los brazos,
A la luz que abandona el pasillo,
Con el ansia rabiosa de que algo duela,
De estar enfermo,
Y tener un nombre.
De poner la tapa a semejante agujero.
Hecho de todo, para nada.
En la sucesión del tiempo cuando no sucede,
En la gota de agua cuando no resbala,
En la luz más violenta y más oscura,
En alguna parte, ansío, más allá del polvo.
(matías)
miércoles, 7 de marzo de 2012
14:32
Están abiertas las puertas del frío
Las ventanas de un hambre
Que se come sola
Al final del ropero
Se desangra la memoria tendida
La sensación reversible
De cuando trajinan los pájaros
El cielo huele a tabaco
Los pájaros fuman y viajan en su intemperie
Estarán regresando como el humo
Debajo de todo hay una casa
Entre enumeraciones lunares
Y solsticios de agua
Y todas las cascadas y portentos del mundo
La casa es el hueso, la intuición, el llanto
Hay un hambre que se come sola
Acaba consigo y deja una ropita de rastro
Entonces todos preparan la ceremonia
Para esa potencia engullidora
Que se guarda bajo tierra
Aunque no tiene cuerpo ni cadáver.
(Matías)
Las ventanas de un hambre
Que se come sola
Al final del ropero
Se desangra la memoria tendida
La sensación reversible
De cuando trajinan los pájaros
El cielo huele a tabaco
Los pájaros fuman y viajan en su intemperie
Estarán regresando como el humo
Debajo de todo hay una casa
Entre enumeraciones lunares
Y solsticios de agua
Y todas las cascadas y portentos del mundo
La casa es el hueso, la intuición, el llanto
Hay un hambre que se come sola
Acaba consigo y deja una ropita de rastro
Entonces todos preparan la ceremonia
Para esa potencia engullidora
Que se guarda bajo tierra
Aunque no tiene cuerpo ni cadáver.
(Matías)
martes, 28 de febrero de 2012
Escisiones
La vigilia extensa de la sangre
Los estados de conciencia
La súbita transparencia de la memoria
El recuerdo sangrando
Todo cuanto siente y tiembla
Respira, alimenta un hambre,
El agua transmutada en hielo
Los álamos de la puerta de casa
El paladar de tierra
Acumular pájaros que son sílabas
Todo lo que se vuela en la palabra
Y no saber dónde se está
Si en lo dicho o en lo volado
Escisión cruenta
Nacer cada vez a cada instante
Nacer en una esquina
En un amor
En un semáforo
Los órganos perplejos
Lo que ocurre de lo postrero delante
La vanguardia de lo acontecido
Ungido con aceites y calas
Lo más desaforado del vacío
Lo desesperado de los hospitales
Lo gris desolado del cementerio
La tensión de los vidrios, de los nervios,
El abismo exagerado del silencio
Todo cuanto calla y nada
Las naderías mundanas
La parábola desafiante del océano
El aburrimiento más oscuro y pesado
Nacer cada vez a cada instante
Vivir naciendo
Morir cada vez que se nace
La tristeza lacerante de lo alegre
El dulzor embriagante de la pena
Un exilio por intervalos
Los huecos de los ascensores
Lo que hay detrás de las rejas
La complexión frágil de mi esqueleto
Los osarios que aguardan
Y entre tanta cosa, ningún juicio
Nada más esta huella en la nieve blanca
Nada más que un poema
Que no es más nada,
Ni se sabe a sí mismo.
(Matías)
Los estados de conciencia
La súbita transparencia de la memoria
El recuerdo sangrando
Todo cuanto siente y tiembla
Respira, alimenta un hambre,
El agua transmutada en hielo
Los álamos de la puerta de casa
El paladar de tierra
Acumular pájaros que son sílabas
Todo lo que se vuela en la palabra
Y no saber dónde se está
Si en lo dicho o en lo volado
Escisión cruenta
Nacer cada vez a cada instante
Nacer en una esquina
En un amor
En un semáforo
Los órganos perplejos
Lo que ocurre de lo postrero delante
La vanguardia de lo acontecido
Ungido con aceites y calas
Lo más desaforado del vacío
Lo desesperado de los hospitales
Lo gris desolado del cementerio
La tensión de los vidrios, de los nervios,
El abismo exagerado del silencio
Todo cuanto calla y nada
Las naderías mundanas
La parábola desafiante del océano
El aburrimiento más oscuro y pesado
Nacer cada vez a cada instante
Vivir naciendo
Morir cada vez que se nace
La tristeza lacerante de lo alegre
El dulzor embriagante de la pena
Un exilio por intervalos
Los huecos de los ascensores
Lo que hay detrás de las rejas
La complexión frágil de mi esqueleto
Los osarios que aguardan
Y entre tanta cosa, ningún juicio
Nada más esta huella en la nieve blanca
Nada más que un poema
Que no es más nada,
Ni se sabe a sí mismo.
(Matías)
viernes, 13 de enero de 2012
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