Tengo los ojos llenos de infancia
De cuando bordaban los Cristos
Para adornar las paredes
Y se colgaban el retrato en el alma
Llenos de la paciencia con sueño de los domingos
Con los cuadros de Cristo hechos un malvón
Un automóvil absurdo,
Un trabajo repetido hasta el cansancio
Y los ojos inundados de lunes
Sumisa, laboriosa infancia
Adulta
Las discusiones graves en el cuarto
Pero Cristo
Y otra vez, las columnas erguidas
Los párpados pesados, y la vida transcurriendo
A pesar de todo lo bueno, lo malo
La religiosidad de la vida
Las noches sin cena, las camas sin sueño
El olor lento de cementerios y hospitales
Todo lo que se iba
Y el Cristo bordado
Con pudorosa violencia
En los labios febriles de la madre.
(Matías)
lunes, 19 de septiembre de 2011
sábado, 10 de septiembre de 2011
Cinco Semblantes
Cinco semblantes ausentes quebraron un rostro
Las luces eran viento
Actuando los días
Que ocurren y cesan
Donde el ser del tiempo descansa
Y se desarma
En duraciones eclécticas
Compuestas de azar y azufre
De sangre espesada a debilidad de tristeza
La infancia es un tablero vacío
Un juego sin nombre
Que nadie sabe donde se dirime
Sino en los ojos
Que contemplan los días, que se salen del tiempo
Que me ausentan el rostro.
(Matías)
Las luces eran viento
Actuando los días
Que ocurren y cesan
Donde el ser del tiempo descansa
Y se desarma
En duraciones eclécticas
Compuestas de azar y azufre
De sangre espesada a debilidad de tristeza
La infancia es un tablero vacío
Un juego sin nombre
Que nadie sabe donde se dirime
Sino en los ojos
Que contemplan los días, que se salen del tiempo
Que me ausentan el rostro.
(Matías)
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