La afición a la nada
Hosco espíritu, otrora de la lucha prendado,
la Esperanza, que ayer aguijaba tu ardor,
¡ya no quiere espolearte! Échate sin pudor,
viejo rocín que en todo escollo has tropezado.
Resígnate, alma mía; duerme un sueño pesado.
¡Para ti ya no cuentan, viejo merodeador,
ni el amor ni el combate, espíritu burlado!
¡Adiós cantos de cobre y pífano hechizado!
¡No tentéis más, placeres, a un alma sin calor!
¡La Primavera dulce ha perdido su olor!
Y el Tiempo me devora segundo a segundo,
como la nieve inmensa a un cuerpo ya sin vida;
contemplo, desde lo alto la redondez del mundo,
¡y ya en él ni una cueva puede darme guarida!
Avalancha, ¿me quieres llevar en tu caída?
(Charles Baudelaire)
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