El viejo está famélico
Mientras el mar acontece
Delante de sus ojos
Escuálido de olas grises
Que acunan la impaciencia
En la noche
Raquítico de frío y de niebla
Con las extremidades macilentas
De nicotina y hastío
Enjuto, de ojos extensos
Con gesto adusto, apagado
Parco, como triste
Como rumor de mar muerto
Como el sonido sordo
De un mar abstracto
Que pena y navega
Con la mirada aturdida
Y la pregunta embarazada
Por todos los mares
Y todos los hombres
Que nacen y se mueren
Que nacen y se mueren…
(Matías)
domingo, 27 de marzo de 2011
domingo, 13 de marzo de 2011
Necesidades
El desierto que alimenta
Esta sed tan blanca
Muere cada día
En el agua de tu rostro
Que hambrea mi esperanza.
(Matías)
Esta sed tan blanca
Muere cada día
En el agua de tu rostro
Que hambrea mi esperanza.
(Matías)
jueves, 3 de marzo de 2011
El cuerpo
Las ideas del cuerpo se han percatado de sí
Y apenas camino
Tengo memorias del cuerpo ahora
Golpes asestados contra la infancia
Dolores absorbidos por los nervios
Oxido de sangre en la boca
El viento de una cumbre en Córdoba adolescente
Que se rearma en este viento
Que no es este, ni aquel, que ya es otro
La lluvia entrando al cuarto de los huesos
El olor seco del humo en los pastizales
Una mujer, también, en el cuerpo
Me revela la doble historia del olvido
El mar perdido al que estuve arrojando
Todo este tiempo, mis propios deshechos
Confiado en un silencio más bien impune
Lenguaje sordo de las cosas
El cuerpo se piensa en el dolor, se recuerda
Restituye como un fuego terrible
Las impresiones más remotas que lo fraguaron
Cuando el imperio de la razón, todavía
No había delimitado sus márgenes
La enfermedad, el amor, la muerte
Han puesto a mi cuerpo de cara al tiempo
Acaso los tres sean la misma cosa:
Una vindicación del cuerpo malherido por la historia.
(Matías)
Y apenas camino
Tengo memorias del cuerpo ahora
Golpes asestados contra la infancia
Dolores absorbidos por los nervios
Oxido de sangre en la boca
El viento de una cumbre en Córdoba adolescente
Que se rearma en este viento
Que no es este, ni aquel, que ya es otro
La lluvia entrando al cuarto de los huesos
El olor seco del humo en los pastizales
Una mujer, también, en el cuerpo
Me revela la doble historia del olvido
El mar perdido al que estuve arrojando
Todo este tiempo, mis propios deshechos
Confiado en un silencio más bien impune
Lenguaje sordo de las cosas
El cuerpo se piensa en el dolor, se recuerda
Restituye como un fuego terrible
Las impresiones más remotas que lo fraguaron
Cuando el imperio de la razón, todavía
No había delimitado sus márgenes
La enfermedad, el amor, la muerte
Han puesto a mi cuerpo de cara al tiempo
Acaso los tres sean la misma cosa:
Una vindicación del cuerpo malherido por la historia.
(Matías)
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