En este cuento
Cortaron los lazos que ataban las cosas
Mi muerte tuvo el paladar de la sangre
El golpe de la lluvia, su agonía vertical
Mi cuerpo tendido sobre las piedras
El gris alojado en el borde del hueso
Y el rostro vacío como sin rostro
Tan muerto estuve ese jueves lluvioso
Que, de morirme, volvería a morir un jueves
De sangre, de lluvia, de estar solo
Las palabras sujetan fibra que se repele
La misma soga me ahorcó en un sueño
Donde me unía al universo sin decir nada
Y las palabras se desvanecían
Como esta ficción de lluvia.
viernes, 29 de octubre de 2010
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